miércoles, 23 de noviembre de 2011

La esclavitud del siglo XXI

Chinslave



Pese a que la trata de esclavos fue abolida en todo el mundo hace ya siglos, en el siglo XXI por desgracia el trabajo esclavo se encentra en pleno auge. La sociedad de consumo que fomenta la búsqueda de la mayor cantidad de productos al menor precio posible, ha logrado que se imponga la lógica de la producción mediante el uso masivo de mano de obra esclava.

Sin título-4 Al Jazeera nos muestra, a través de un reportaje en vídeo, la cara del esclavismo actual, toda suerte de productos de consumo habitual, fabricados mediante la utilización de mano de obra esclava, todo un exponente de la sociedad global en la que vivimos. Trataré mediante este texto, realizar un resumen y traducción de lo que considero que se pretende transmitir con este reportaje, que por otra parte no es más que un recuerdo de una realidad que ya es conocida, dado que otros medios como The Guardian o The New York Times ya se han hecho eco de situaciones similares. En él se presentan como hilo conductor las historias de dos personas que sufrieron esta forma de esclavitud.

Sin título-3 En los últimos veinte años, China ha pasado de ser un estado comunista aislado a convertiste en la fábrica del mundo. En ese proceso, las múltiples instalaciones penitenciarias con las que cuenta el estado chino (tanto cárceles como campos de prisioneros), se han convertido en centros de producción en los que el factor trabajo lo proporcionan los propios internos, en un país que goza del dudoso honor de tener la mayor población reclusa en todo el planeta. De este modo, las cárceles se han convertido en industrias que proporcionan inmensos beneficios.

Aproximadamente un millón de personas, en China, permanecen internas en los más de 1,000 campos en los que son explotadas como esclavos. Estos campos de trabajo son llamados campos de reeducación, en los cuales se “procesa” especialmente a los disidentes, tanto políticos como religiosos. Este es el caso de uno de los testigos que Al Jazeera presenta en su reportaje, una mujer que fue condenada a tres años de trabajo forzado en una de éstas instalaciones, únicamente por tener unas creencias religiosas que son consideradas equivocadas. Afortunadamente para ella, logró escapar de China y ahora cuenta su historia.

Sin título-6

Esta mujer, en el vídeo que publica la cadena Al Jazeera, describe esta clase de centros penitenciarios como lugares “oscuros y fríos, en los que no existe nada parecido a estufas o calefacciones”. Cuando llega la mañana, los presos se despiertan, a las siete, con sus cuerpos entumecidos por el frio. Las tareas que asignan a los reclusos se basan en objetivos que son casi imposibles de alcanzar en un día, en el que la jornada de trabajo intensivo se extiende desde las siete de la mañana hasta la media noche. En campos en los que poder dormir es un lujo, aquellos que no completan sus asignaciones diarias son castigados.

El caso en el que se centra el reportaje tiene un punto irónico que ha de servir de reflexión al lector, ya que esta mujer, que terminó reclusa en un centro de trabajo intensivo en China, por profesar la fe cristiana, se vio obligada a trabajar produciendo los adornos de navidad que se consumen en occidente.

Sin título-1 El otro protagonista de esta historia es Charles Lee, otro preso de conciencia, que cumplió su condena de 3 años en Nanjing, junto con otros 2.600 prisioneros, en una de estas instalaciones que se encuentran a medio camino entre una prisión y una fábrica. Su trabajo, igual de duro que en la anterior historia, consistía en producir zapatillas de Homer Simpson destinadas a la exportación, según se demuestra claramente en el reportaje. El propio Charles Lee llegó a adquirir estas zapatillas en Estados Unidos tras ser liberado. Según su testimonio: “a ninguno de los trabajadores se le pagaba por su trabajo, eran forzados. Si alguien se negaba a trabajar era golpeado, en ocasiones hasta la muerte”.

Sin título-2En este apasionante reportaje de Al Jazeera se muestra como los trabajadores esclavos producen en China los productos que las sociedades occidentales demandan y consumen en masa. Resulta triste reflexionar sobre cómo sociedades tan sumamente avanzadas, pertrechadas de unos sólidos valores de libertad y justicia, deciden ignorar deliberadamente, tanto en el plano individual como colectivo, sus propias convicciones, legitimando la utilización de esclavos. Aunque la esclavización de las personas, tanto en China como en otros lugares del mundo, está fuera del campo visual de las sociedades occidentales, dado que las empresas buscan la forma de enmascarar el origen de sus productos, no es menos cierto que nos enfrentamos a un verdadero secreto a voces. ¿Ojos que no ven, corazón que no siente?

Para más información sobre el tema, no puedes perderte Slavery: a 21st Century Evil que se emitirá en Al Jazeera el Lunes 21 de Noviembre a las 22.30, y en el siguiente horario: martes: 09.30; miércoles: 03.30; jueves: 16.30.

No hay comentarios:

Publicar un comentario