Este martes, según información de Al Arabiya, cincuenta grupos han pedido que en la nueva Constitución Egipcia se incluya un apartado dedicado a los derechos de la mujer.
Entre las enmiendas al nuevo texto de la Carta Magna exigen que se incluya una cuota mínima, reservada a mujeres, en los órganos representativos. Otras peticiones formuladas resultan mucho más acuciantes, como por ejemplo extender la igualdad de derechos a las mujeres, en campos tan básicos como la educación o el mundo laboral.
Azza Soleiman, una veterana activista en favor de los derechos de las mujeres, nos sorprende al afirmar que formulando dichas peticiones, “las mujeres no están cuestionando la Sharia”, sino que buscan un marco legal definido, que no se encuentre abierto a cambiantes interpretaciones.
A pesar de estos movimientos, ni siquiera está claro que una nueva Constitución egipcia pueda llegar a ver la luz, dado que por el momento, el SCAF –el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas- únicamente ha anunciado, que antes de final de año se convocaran elecciones, sin precisar si previamente se iniciará o no un proceso constituyente. No puede olvidarse tampoco, que el SCAF ha abolido ya la cuota parlamentaria reservada a mujeres durante la dictadura de Mubarak, lo que podría dificultar su posible inclusión en una futura Constitución.
Grandes nubarrones se ciernen sobre el panorama político egipcio. Ante la 
lentitud de las reformas y la duda sobre si estas traerán consigo un verdadero cambio político, cabe esperar que los derechos de la población y en especial, los de sus segmentos más débiles, ocuparán el último lugar en la lista de prioridades de la administración egipcia.
