lunes, 27 de junio de 2011

El Euroescepticismo: pocas luces y muchas sombras

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Los alemanes y por extensión buena parte de los europeos, nos despertamos hoy pudiendo leer en los periódicos escalofriantes datos sobre el crecimiento del euroescepticismo entre los germanos. Ciertamente no es ninguna sorpresa, la situación actual y los índices anteriores al respecto ya indicaban un repunte importante, pero no por ello resulta menos trágico.

186898_euro_roto Los datos hablan por si solos: el 71% de los encuestados afirma que tiene "poca", "casi nada" o "ninguna" confianza en el euro. En la actualidad, en Alemania el número de euroescépticos se ha duplicado desde 2008.

Personalmente considero que el peligro se encuentra en las repercusiones que pueden tener estos datos, en manos de los políticos sin escrúpulos que proliferan en todo el continente. Es de sobra conocido que en épocas de crisis económica, el nacionalismo de todos los colores se ve potenciado. Cada uno tiende a considerar que el problema está en el de fuera, que la solución sólo es posible aislándose de otros o aplicando soluciones nacionales como recetas milagrosas. Todas ellas suele tender al proteccionismo, pero en esta crisis en Europa, el peligro no viene tanto del proteccionismo económico como del proteccionismo político, la desconfianza en los demás y sobretodo el exceso de confianza en uno mismo.

images (1) Los países de la Unión han llegado a unos niveles de interrelación tales, que pueden considerarse dependientes unos de otros, ya que sus economías se basan cada vez más en ello. Un nuevo proteccionismo político, un auge conservador euroescéptico, sería sin duda no solo la tumba de los partidos euroescépticos, sino también la de Europa.

Por el contrario, una buena parte del problema que aqueja a la Unión, especialmente a algunos de sus países, que viven con especial dramatismo los efectos de la crisis económica, es precisamente el euroescepticismo del pasado.

Muchos de los mecanismos que parece que ahora son necesarios para solventar la crisis ya existirían si se hubiesen implementando políticas mas europeístas, pensando menos en el interés pasajero de cada estado que en el verdadero interés a largo plazo, un interés común. no_irlandaEl caso de Irlanda es especialmente revelador, su proteccionismo político y la defensa de sus prerrogativas, únicamente le concedieron a su gobierno la oportunidad de sumir a la nación en el pozo. Es muy posible que con otra actitud hacia la Constitución Europea, que dotaría a la Unión de verdaderos medios para luchar contra muchos de sus problemas, la situación actual, crítica para muchos de los países de la Unión (y por extensión para todos los demás), dependientes de sus mercados, fuera sustancialmente mas desahogadas. Con esto no me refiero únicamente a asuntos de carácter económico, que también, sino a otros igual de importantes para la confianza, como es la inexistencia de una verdadera política exterior o fronteriza comunes. Todo ello se debe a los que ahora pretenden presentarse como los gurús, que conocen la solución a nuestros problemas. Muchos de ellos no deben de conocer en extenso, no solo el caso de la Crisis del 29, si no lo que es más importante, los efectos que esta produjo sobre las conciencias de los pueblos europeos, los efecto que el rebrote del nacionalismo sobre la Sociedad de Naciones y todo lo que ello provocó.

1Cualquiera que lea estas líneas podría considerar que él que escribe es defensor acérrimo, sin fisuras, de todo lo que tenga que ver con la Unión Europea, lo que no se correspondería con la verdad. Hay multiplicidad de fallos, imperfecciones y sobretodo malas actitudes desde los Estados Miembros, especialmente en la elección de personas de muy bajo perfil para los puestos clave o los acuerdos entre los estados “Grandes” al margen de las instituciones. Pero más allá de todo ello, es verdad que considero que la Unión, lejos de ser el problema, es una parte vital de la solución.

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